Es común llegar a verano con unos hábitos saludables marcados y que nos preocupe el caos veraniego.
“Que si se me ha hecho tarde y como a las 17h”, “que si vamos a ir a comer a la playa y solo puedo llevarme un bocadillo”, “que si voy a ponerme hasta arriba en el desayuno del hotel porque no sé cuando volveré a comer”… Te adelanto que siempre acabas encontrando sitio para comer. Corrijo. Normalmente podrías comer cada 5 minutos si quisieras.
Estas son algunas de las típicas situaciones que nos solemos encontrar durante la época estival. Normalmente, las personas con unos hábitos de alimentación bien instaurados, esto no les preocupa. Saben que son comidas y contextos puntuales que no van a tirar por la borda todo lo conseguido hasta la fecha. Una vez vuelvan a su rutina habitual, volverán a comer como siempre. Quizás les cueste un poco más que de costumbre, pero tienen tan presente el bienestar de llevar un estilo de vida saludable y comer bien, que no es algo que les vaya a apartar del camino.
A eso es a lo que tenemos que aspirar. El problema viene cuando nos hemos empezado a intentar cuidar más unos meses antes de verano para llegar más “apretaitos”… Te he pillado, ¿verdad? No te preocupes. Todos hemos pasado por esa situación. Lo importante es tener claro que quieres cambiar y no tirar la toalla. Dentro de que, en las vacaciones, mi recomendación como persona que le gusta disfrutar, e incluso, como profesional, es no estresarse por la dieta y el deporte, es importante que seamos conscientes de qué alimentos nos vienen mejor y de la actividad física que realizamos. Siempre podemos pedir una ensalada de primero en el chiringuito aunque nos vayamos a tomar unas cervezas y chocos fritos. Aunque creáis que no, TODO SUMA. Esta regla que tanto repito en consulta es la clave para no tirar nunca la toalla y alcanzar nuestros objetivos a largo plazo. Un paseo matutino por la playa o una carrerita por la ciudad a la que has viajado antes del buffet de desayuno, es un gran paso. Lo que os quiero transmitir es que, dentro de una(s) semanas de vacaciones donde no lo vamos a hacer todo 100% perfecto, sí que podemos intentar hacerlo lo mejor posible.
Una de las típicas situaciones que comentaba al inicio a la que nos enfrentamos es la de ir a la playa o el campo y no saber qué llevarnos. A continuación te dejo algunas ideas que pueden ayudarte a disfrutar con más salud de tus vacaciones:
ENSALADAS
¡Y no solo de pasta! Por mucho que las hélices sean verdes, naranjas y blancas no corresponden a verduras como las espinacas, las zanahorias y los nabos. Las ensaladas, para que sean realmente poco calóricas, deben contener en su mayoría verdura: hojas verdes, tomate, cebolla, pimientos… Y ya si le añadimos algo de proteína como pollo a la plancha o atún en lata, lo bordas. No es lo mismo una ensalada de verduras con pollo y un poco de pasta que un cubo de pasta con un poquito de maíz, que por cierto no es ni una verdura.
TORTILLAS DE PATATA/VERDURA
Otra comida típica de playeo es la tortilla de patatas. Es una opción genial para transportar y comer fácilmente. Aquí lo que tenemos que tener en cuenta es que si hacemos la tortilla con patatas fritas, será mucho más calórica que si hacemos las patatas al vapor o pochadas con menos aceite. También podemos añadir verduras como el calabacín o el brócoli para disminuir la densidad calórica de esta opción tan socorrida. Bueno, y por supuesto, hay que cocinarla con Aceite de Oliva Virgen Extra, nada de aceite de girasol.
SALMOREJO/GAZPACHO
Grandes alternativas para refrescarnos en verano. Está claro que mejor caseros, pues controlaremos las cantidades de aceite que añadimos. No obstante, hay opciones en el supermercado con Aceite de Oliva Virgen Extra que no están mal. De nuevo, lo ideal sería complementar este plato con algo de proteína. Por ejemplo, uno o dos huevos cocidos.
BOCADILLOS
Los bocadillos/bocatas/sándwiches o cómo los queráis llamar, no tienen porqué ser malos. Lo único que hay que verlos como lo que son. Una gran cantidad de energía en forma de hidratos de carbono que nos aporta el pan (mejor si es 100% integral) y distintas fuentes de grasa/proteína en función de lo que añadamos dentro. Si nos vamos a mantener activos o tenemos un requerimiento alto de energía, pueden ser una gran elección. O aunque quieras perder grasa, pero entonces tendrás que tener más cuidado con las cantidades. Podemos hacer mil combinaciones diferentes y saludables como:
- Tortilla francesa con queso curado.
- Tomate, sardinas y aceite de oliva virgen extra.
- Hummus y aguacate.
- Salmón ahumado, canónigos y queso crema.
Por supuesto, también tenemos las opciones más tradicionales como el jamón serrano, el lomo embuchado, el pavo/pollo en lonchas… El embutido, si es de calidad y con un alto porcentaje de carne, puede tener cabida para ocasiones puntuales como esta.
PICOTEO
Zanahorias con hummus/guacamole, tomatitos cherry, pepinillos, altramuces, aceitunas… Anda que no hay opciones aparte de las típicas patatas fritas en aceite de girasol.
CON UN TUPPER, NO HAY EXCUSA
En realidad, cualquier comida que no necesite recalentarse demasiado se puede comer en la playa, en el campo o al sitio que vayamos. Está claro que si te vas de vacaciones una semana, no tienes que llevarte un tupper de brócoli con pollo y arroz allá donde vayas. Es más, como nutricionista te lo prohíbo. Eso significa que algo puede ir mal en tu cabeza...
No obstante, después de varios días comiendo y bebiendo más de lo normal, podemos sentirnos hinchados o sin hambre. Lo mejor ahí es escuchar a nuestro cuerpo y bajar un poco el ritmo. Podemos prepararnos algo más ligero para comer sin tener que justificarnos por ello. ¿Sabrás tú lo que te viene a ti bien? Así disfrutaremos más del resto de comidas.
Aquí os dejo una receta diferente para llevar a la playa y sorprender a tu acompañantes ;)
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